La iglesia ortodoxa rusa se mostró dispuesta el miércoles a un nuevo encuentro entre el patriarca Kirill, cercano al presidente Vladimir Putin, y el papa Francisco a pesar de las tensiones por la guerra de Ucrania.
El pontífice argentino inauguró el miércoles, en su segundo día de visita a Kazajistán, una cumbre interreligiosa marcada por la ausencia de Kirill, que respalda la invasión en Ucrania, condenada por Francisco como una “agresión cruel” y “bárbara”.
Después, el papa se entrevistó durante un cuarto de hora con el metropolitano Antonio de Volokolamsk, el “ministro de Relaciones Exteriores” del patriarca, que estimó que una reunión entre los dos líderes religiosos era “una posibilidad” si estaba “bien preparada”.
“Tenemos que ver cuándo, dónde y lo más importante es tener algo como objetivo, un llamado como lo hicimos en La Habana”, declaró a los periodistas recordando el encuentro histórico de 2016 en Cuba entre Francisco y Kirill, el primero desde el cisma de 1054 de Oriente y Occidente.
El alto responsable ortodoxo dijo que el papa consideraba este encuentro como “necesario”, pero lamentó que hubiera “anulado” una reunión prevista en junio en Jerusalén.
“Estábamos preparados para ese encuentro pero fue anulado por la Santa Sede”, dijo el metropolitano Antonio citando una entrevista del papa en mayo al diario Corriere della Sera en la que reconoció haber renunciado a la cita.
“Esta entrevista era muy inesperada y está claro que este tipo de expresión no ayuda a la unidad de los cristianos”, afirmó.
“Tenemos que ir hacia adelante, es importante que dos líderes religiosos continúen este camino para hacer todo lo que nosotros, como cristianos, podemos hacer para ayudar a la gente”, añadió.
En su discurso inaugural del miércoles, el papa advirtió contra la instrumentalización de “lo sagrado” y “el fundamentalismo” ante líderes religioso de todo el mundo participante en una cumbre en Kazajistán.
“No justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano. ¡Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad!”, dijo Francisco en la apertura del séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales en Nursultán, la capital kazaja.
“Liberémonos de esas concepciones reductivas y ruinosas que ofenden el nombre de Dios por medio de la rigidez, los extremismos y los fundamentalismos, y lo profanan mediante el odio, el fanatismo y el terrorismo”, añadió.
Por la tarde, el papa celebró una misa al aire libre ante unas 3.000 personas y saludó a la muchedumbre a bordo del Papamóvil.
A sus 85 años y con dolores de rodilla, el papa llegó el martes a Nursultán para una visita de tres días al país más grande de Asia Central, en el que es su 38º viaje al extranjero desde su elección en 2013.
En el encuentro participan un centenar de delegaciones de 50 países. Entre ellos hay numerosos líderes musulmanes como el gran imán de Al Azhar, la institución más alta del islam sunita con sede en El Cairo.