El agua de lluvia no es potable en ningún lugar del planeta por su alto nivel de químicos tóxicos, según un nuevo estudio de la Universidad de Estocolmo basado en las últimas recomendaciones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).
Comúnmente conocidas como “Forever chemicals” (químicos perpetuos, en español) porque se desintegran de forma extremadamente lenta, las PFAS (siglas en inglés de ‘sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas’) se encontraban inicialmente en envases, champú y maquillaje, pero ahora se han extendido a todo el medio ambiente, incluidos el agua y el aire.
“No hay ningún lugar en la Tierra donde la lluvia sea segura para beber, según las mediciones que hemos tomado”, dijo a la AFP Ian Cousins, profesor de la universidad y autor principal del estudio, publicado en la revista científica Environmental Science and Technology.
Datos recogidos desde 2010 y estudiados por su equipo muestran que “incluso en la Antártida o la meseta tibetana, los niveles en el agua de lluvia están por encima de las pautas de agua potable que propuso la EPA (Agencia de Protección Ambiental) de Estados Unidos”, señaló Cousins.
Normalmente consideradas prístinas, estas dos regiones contienen niveles de PFAS “14 veces más altos” que las nuevas pautas de agua potable de Estados Unidos.
Recientemente, la EPA redujo de forma significativa los niveles recomendados de PFAS tras descubrir que las sustancias químicas pueden afectar a la respuesta inmunitaria de los niños a las vacunas, explicó Cousins.
Según algunos estudios, la exposición también puede provocar problemas de fertilidad, retrasos en el desarrollo de los niños o aumento del riesgo de obesidad, del colesterol o de ciertos tipos de cáncer.