Al menos siete civiles murieron, entre ellos cuatro menores de la misma familia, a causa de bombardeos perpetrados este viernes por Rusia, aliada de Damasco, contra la provincia de Idlib, el último bastión opositor en el noroeste de Siria, informaron diversas fuentes.
Los denominados Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que operan en las áreas del país en manos de la oposición, explicaron en su cuenta de Twitter que «aviones de combate rusos» atacaron una granja de aves habitada por personas desplazadas cerca de la aldea de Al Yadida y un grupo de viviendas civiles en Al Yanudia.
Según estos voluntarios, entre los siete fallecidos hay cuatro niños de una misma familia y también la mayoría de los heridos, ocho de un total doce, son menores.
Los Cascos Blancos publicaron en la red social fotografías de sus equipos rescatando a personas de entre los escombros de inmuebles totalmente derruidos y también de algunos rescatistas sacando en brazos a aparentemente niños víctimas del bombardeo.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó en un comunicado el balance de muertos e informó de la presencia de un número indeterminado de heridos, entre los que sus fuentes pudieron identificar a varias «mujeres y niños».
La ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, aseguró que todavía estaban en marcha las labores de rescate en al menos uno de los puntos y que aún quedan personas atrapadas bajo los escombros, por lo que el balance de víctimas podría aumentar en las próximas horas.
La mayoría de los muertos y heridos son personas desplazadas oriundas de la provincia de Hama, limítrofe con Idlib, según el Observatorio.
Idlib está dominada principalmente por el Organismo de Liberación del Levante, en el que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda, y junto con algunas áreas opositoras de la vecina provincia de Alepo acoge a más de 4,4 millones de personas, de las que más del 60 % son desplazados internos, la gran mayoría mujeres y niños.