Los habitantes de un bloque de pisos de Saltivka, un modesto suburbio al noreste de Járkov, en Ucrania, esperan las conclusiones de los fiscales que vinieron a examinar su edificio, destruido por la guerra, para saber si se trata o no de un “crimen de guerra”.Muchos esperan en vano respuestas sobre las indemnizaciones. Todavía no es el momento, pero los magistrados toman nota de todo y recorren cada planta del edificio junto a sus ocupantes. El piso de Mykola Tymchenko, de 70 años, es una ruina total. La explosión y el incendio que siguieron a un ataque ruso devastaron el apartamento. Muebles, colchones, todo quedó reducido a cenizas. “Aquí estaba la cocina, aquí el baño, aquí el retrete…”, explica, apenado. “¿Qué quiere que sienta? Perdí a mi esposa antes del Año Nuevo. Ahora he perdido mi piso. Tardé años en pagarlo, y en un instante”, se lamenta. – “Ya no podemos vivir aquí” – En una escalera vecina, los daños son aparentemente menores. Oleksandr Ryabokone, de 30 años, salió despedido por la explosión y todavía hay fragmentos de cristal y de muro esparcidos por todas partes. Pero ha recogido sus pertenencias en bolsas blancas que piense llevar a un lugar seguro para escapar de “ladrones y saqueadores”. También ha protegido un cuadro de su bisabuela, envolviéndolo en celofán. “El edificio está en un estado crítico. Ya no podemos vivir aquí. No sabemos si lo van a destruir” porque no se puede restaurar, dijo este padre de familia. “No sé qué me pueden reembolsar por los daños”, afirma, esperando que las autoridades le concedan una nueva vivienda. En la parte superior del edificio, los magistrados continúan su trabajo, inspeccionando los restos de un proyectil cerca de un agujero abierto en una pared. “Un experto determinará de qué tipo de proyectil se trata”, explica Oleksandr Glebov, de 33 años, uno de los magistrados de la fiscalía de Járkov. “Todavía no está claro si los civiles fueron el objetivo o si se trató de un error de tiro”, dice con cautela, a pesar de que cientos de proyectiles han caído en el distrito desde el inicio de la invasión rusa. A finales de febrero, los rusos llegaron a las puertas de Járkov, a Saltivka, pero fueron repelidos por el ejército ucraniano. Muchos edificios fueron atacados entonces. Ahora las fuerzas de Moscú se concentran en otros frentes, pero los disparos de artillería entre los dos ejércitos continúan y los proyectiles siguen cayendo regularmente sobre este barrio, que antes de la guerra tenía más de 500.000 habitantes. Muchos de los habitantes han huido de la zona. Durante su visita, los fiscales siguen un procedimiento: “Hacemos a cada víctima [material] la misma pregunta: ‘¿Había objetivos militares cerca de su casa?'”, explica Glebov.Su colega Oleksandr Arseni es más categórico: “Son crímenes de guerra.