Alina, Alex, Daniel, Kiril y Lilia tienen entre ocho y 14 años. Desde el inicio de la guerra en Ucrania hace dos meses, duermen con sus familias resguardados de las bombas en un estacionamiento subterráneo en Járkov, en el este del país.
La segunda ciudad de Ucrania, con cerca de 1,5 millones de habitantes antes de la guerra, es atacada a diario por los cohetes rusos.
Los ataques son aleatorios, espaciados, a toda hora del día y la noche, a veces son mortales y dirigidos a barrios residenciales del norte y noreste, cerca de la línea de frente.
En el frío y húmedo refugio subterráneo donde se resguardan de las bombas, los cinco niños contaron a AFP cómo han visto el inicio de la guerra, sus vidas cotidianas, los bombardeos y sus esperanzas de paz.
Los siguientes son sus testimonios.
– Alina, 9 años: «La guerra se terminará, pedí un deseo»
«El 24 (de febrero) yo tenía mucho miedo, temblaba. La primera noche dormimos en sillas, luego nuestros padres consiguieron camas para los niños, entonces los niños dormían en camas y los padres en las sillas.
El primer día aquí solo había dos bancas. Después trajimos todo: mantas, almohadas, vajilla.
Yo comencé a llorar mucho, me preocupaba por todo el mundo cuando había bombardeos o sirenas. Me preocupa sobre todo mi familia y mis amigos que se fueron (de Járkov), por mi abuela que partió recientemente de su ciudad situada a 15 km de Rusia.
Yo no me quiero ir porque está mi familia, mi ciudad. Yo nací aquí.
Por la mañana tenemos clases en línea, por la tarde hago mis deberes y por noche venimos aquí.
Me hacen falta mi entrenamiento de kickboxing y mis cursos de danza.