El debate sobre la legalización del cannabis ha aterrizado en la política alemana: “Introduciremos la distribución controlada de cannabis para adultos con fines de consumo en tiendas autorizadas”, dice el acuerdo de coalición del actual gobierno federal, formado por los Verdes, liberales (FDP) y socialdemócratas (SPD). De aprobarse, la nueva ley podría afectar a muchas personas. El economista Julius Haucamp dijo a DW que se calcula que cuatro millones de personas consumen marihuana en Alemania, la mayoría de ellas ocasionalmente.
Millonarios ingresos para el Estado
En un informe del año pasado, Haucap suma los posibles ingresos por impuestos y cotizaciones a la seguridad social, así como por ahorro en el cuerpo policial y la judicatura en el escenario de la legalización del cannabis a casi 5 mil millones de euros al año. El catedrático presentó estas cifras en una audiencia de expertos en el Ministerio de Sanidad hace unas semanas, en la que también estuvo presente Dirk Heitepriem, vicepresidente de la Asociación de la Industria del Cannabis (BvCW, por sus siglas en alemán). “Lo más sorprendente para mí fue que casi no discutimos el sí, sino solo el cómo”, dice Heitepriem a DW.
Ambiciosa hoja de ruta
La nueva hoja de ruta es ambiciosa: “El acuerdo es que el gobierno federal adoptará los puntos clave este otoño boreal y que sobre esa base se redactará un proyecto de ley. A continuación llegará al Parlamento y luego a las consultas parlamentarias. Supongo que el debate se retomará el próximo año. Cuándo se aprobará la ley y cuándo entrará en vigor está en manos del Parlamento”, dice el delegado del gobierno para cuestiones de drogas, Burkard Blienert.
Hasta entonces quedan muchas cuestiones por aclarar. La más importante: ¿De dónde procederá el cannabis? El representante del sector, Heitepriem, ve poco margen para el comercio internacional y las importaciones de países de cultivo tradicionales como Marruecos o Líbano. “Las convenciones de la ONU se interponen en nuestro camino, al igual que la normativa europea”, dice. “Suponemos que tendrá que haber una producción nacional, al menos al principio. Esto requiere grandes inversiones y, sobre todo, un plazo de un año y medio a dos años para disponer de las capacidades de producción necesarias”.
Punto de apoyo de las convenciones de la ONU
A Burkhard Blienert también le preocupan las convenciones de la ONU sobre drogas. “Hasta ahora, los acuerdos del derecho internacional se han interpretado de tal manera que el consumo de cannabis debe ser estrictamente perseguido”, señala el político del SPD.
Pero hace poco la agencia de control de drogas de la ONU aclaró: “Las medidas para despenalizar el uso personal y la posesión de pequeñas cantidades de drogas no violan las disposiciones de las convenciones sobre drogas de la ONU”. Al mismo tiempo los controladores de drogas de la ONU afirman que la legalización de toda la cadena de suministro, desde el cultivo hasta el tráfico, quedaría fuera de los límites de las convenciones.