Las autoridades de Sri Lanka ordenaron a sus fuerzas disparar sin aviso previo contra quien sea sorprendido vandalizando o saqueando bienes públicos, luego de la muerte de ocho personas en nuevas protestas por la grave crisis económica del país.
La orden llegó después de que el gobierno desplegara decenas de miles de militares en la capital, Colombo, y en otras ciudades para aplicar el toque de queda decretado.
“Se ordenó a las fuerzas de seguridad que disparen sin aviso previo contra cualquiera que dañe bienes públicos o atente contra la vida”, indicó el Ministerio de Defensa.
Según la policía, ocho personas, incluyendo dos de sus efectivos, murieron.
El principal hospital de la capital indicó por su parte que atendió a 219 heridos, en tanto los casos de otros 6 heridos fueron notificados en otras partes del país.
Los incidentes llevaron a la dimisión del primer ministro Mahinda Rajapaksa, pero eso no sirvió para contener la indignación de los manifestantes, que trataron de irrumpir por la fuerza en su residencia oficial.
Tropas fuertemente armadas tuvieron que acudir al rescate porque los manifestantes habían franqueado el acceso principal de su residencia en Colombo y trataban de entrar al edificio donde Rajapaksa, el hermano mayor del presidente, y su familia se había refugiado.
“Tras una operación por la madrugada, el ex primer ministro y su familia fueron evacuados por el ejército a un lugar seguro”, dijo un alto responsable de seguridad a AFP. “Al menos 10 cócteles molotov fueron lanzados al complejo”, añadió.