Miles y miles de personas desfilaron emocionados este jueves en Londres ante los restos mortales de Isabel II, la única reina que la mayoría conoció, y una figura que gozó del raro privilegio del afecto casi unánime en su país.
“Todo el mundo está contento de estar aquí, pero va a ser más triste” cuando llegue el momento de estar ante la reina, explicó Lisa Doodson, que vive en las afueras de Londres y que se puso en la fila.
Isabel II murió el jueves 8 de septiembre a los 96 años tras 70 de reinado, y fue sucedida por su hijo, Carlos III, de 73.
Este jueves el palacio desveló que será inhumada el lunes en una ceremonia privada en la capilla San Jorge del castillo de Windsor, tras los funerales de Estado por la mañana en Londres.
Tres días antes, el viernes, sus hijos, encabezados por su primogénito, el rey Carlos III, velarán el féretro de la monarca muerta hace una semana a los 96 años, en lo que se conoce como “la vigilia de los príncipes”.
Más de 100 dignatarios y otras personalidades tienen previsto asistir al “funeral del siglo”, como el presidente estadounidense, Joe Biden, el brasileño Jair Bolsonaro, el rey de España, Felipe VI y su padre Juan Carlos I.
Increíblemente emocionante
Entre tanto, el féretro con los restos de la reina permanecía desde el miércoles en Westminster Hall, la parte más antigua del Parlamento, una sala majestuosa del siglo XI que es el embrión institucional del Reino Unido.
La cola avanzaba fluidamente y una veintena de sillas de camping se amontonaban a la entrada del Parlamento, abandonadas por quienes habían conseguido entrar.
“Diría que se ha ido muy rápido. Hay un ambiente muy agradable. Todo el mundo ha estado charlando, hay una variedad de gente simpática, con tantas historias diferentes”, explicó Robert Sutton, un profesor de inglés que inició la espera poco después de medianoche.
“Cada uno tiene sus propias razones personales para venir, pero, obviamente, todos queremos presentar nuestros respetos a la reina”, apostilló.
Harvey, un contable de 50 años, describió como una experiencia “increíblemente emocionante” pasar ante la reina, y dijo que mucha gente lloraba “pero en silencio total”.
El uso de celulares estaba prohibido en el interior del recinto.
El endiablado tiempo londinense parecía dispuesto a echar una mano y se anunciaba soleado en los próximos días.
Carmen Martínez, una abogada colombiana casada con un británico y embarazada de siete meses de su primer hijo, explicó que se sentía “bien” participando en esta manifestación de duelo.
“Representa todo” en el país, “es como la abuela de todo el mundo”, sostuvo Martínez.
Día de descanso para el rey
Entre tanto, Carlos III vivía este jueves su primer día sin compromisos oficiales desde que murió su madre, y pasará el día en su residencia campestre de Highgrove, tras unos primeros días de reinado que han dejado algún episodio de mal genio.
Así, unas imágenes le mostraban el martes perdiendo los nervios con una pluma utilizada para firmar en un libro de honor y que parecía perder tinta. “¡Oh, dios, lo odio! (…) No puedo soportar esa maldita cosa”, exclamó el rey, alimentando una cierta fama de irascible.
Durante los próximos cinco días, cientos de miles de británicos y visitantes, hasta 750,000 según la prensa, pasarán por una capilla ardiente abierta casi ininterrumpidamente hasta la madrugada del 19 de septiembre, día en que tendrá lugar el funeral de Estado en la Abadía de Westminster y el entierro en la capilla Jorge VI del Castillo de Windsor.
El gobierno avisó de que podrían tener que esperar 30 horas en una fila de hasta 10 km que transcurre por el centro de la ciudad a lo largo del río Támesis.